Xornal de Galicia Martes, 30 Junio, 2009 - 02:22
En las últimas semanas, están apareciendo, en la prensa nacional, una serie variopinta de apodos: El Albondiguilla, El Patillas, ElRata, El Cabrón, El Prior, El Curita, El Mamón, El Bigotes. El tema de los motes, a los gallegos, no nos extraña demasiado,porque muchos de nosotros estamos bautizados por los vecinos como O' Cabrito, O' Moucho, O' Escachapiollos, nombres heredados del clan familiar al que pertenecemos. El Bigotes es, sin duda, el que más ha salido en los medios.
Una tarde, después de leer un extraño reenvío electrónico -FW, De: stalin@lpurgas.ru, Para :eduardopc@bigotes.es, adolfhitlerm@thausen.de, caudillo@caídos.es, disgusto chile@pinocho.cl. quietotoelmundo@golpe.es. CO: nuevoscachorrosl@dbigotes.es- cogí, de la librería, el Diccionario Etimológico de Joan Coromines, para buscar la palabra "bigotes" y me encontré con lo siguiente: "Existía la costumbre, extendida en toda Europa, de blasfemar durante el siglo XV. Parece ser que los españoles relacionaron la blasfemia, que acostumbraban decir los barbados de la Baja Sajonia, al beber cerveza: ´Bî God!´ (¡Por Dios!), con los mostachos de los mencionados tudescos, a través del recurso de una metonimia".
Continué descansando en el sillón, con el diccionario abierto, recordando la época de mi juventud en la que presumí de estilo en atusar mi poblado bigote, sin ser consciente de la irreverencia estética ni de poderme ajustar al canon de belleza que emana del equilibrio y de la armonía.¿Por qué dejas crecer ese bigote tan feo, que pareces un comunista? -Me preguntó un día, mi padre-. La verdad es que no hubo razón para dejarme crecer el bigote; pienso que, tal vez, el esconderme, disimulando mi timidez. Estaba cantado que mis alumnos me endosarían el mote "El Bigotes", el cual tan enraizado estuvo en mí, y en los míos, que me sentí como desnudo, indefenso, sin reconocerme en el espejo, aquella mañana que me levanté de la cama con la firme decisión de cortármelo, el bigote. Pero, de todos es bien sabido que los mostachos no son todos iguales.Entre las categorías de bigotes, se encuentran: el natural, estilo Dalí, el imperial, el húngaro y el estilo inglés, muy propio como complemento para un traje de la firma Milano.
Después de echar un vistazo a los bigotes que más huella han dejado, algunos se muestran en los almanaques de la historia, erizados como púas, chulos, incultos, estrechos de miras, enfrentados con los poetas indefensos, que cantan, a cara descubierta y cuerpo libre, poemas que dibujan, con las palabras, caligramas de palomas de la paz. Bigotitos ridículos -como borrones negros- en las caras duras de hombres pequeños, que fueron grandes dictadores. Mostachos militares, tronando arcabuces contra el suave murmullo de las ramas, de las hojas y de las flores, apagando el rumor de colores de los poetas que enmudecieron sus rimas, cantigas de ruiseñores, cubriendo de niebla con bochorno, el día; y de truenos, con tormenta, la noche. Ya se ve la polvareda que levanta el tropel de la Dictadura, acercándose para cercarnos dentro de sus recios muros: se oye cada vez más fuerte, marcando el paso, ciego, autómata, montada en las botas de la parada militar.Otros bigotes espléndidos, sin embargo, resplandecen góticos en la historia de hombres preclaros, guiados con arte,literarios y suaves en el trato, provocando sólo hormigueo en las conciencias: Charles Chaplin, Pantuflo Zapatilla, Superintendente Vicente, Salvador Dalí.
Toma unas tijeras del kit de la memoria histórica y corta con ella los bigotes más puntiagudos, enredados y dañinosque, ayer, nos hicieron cautivos y que aún, hoy, nos siguen amenazando, desde su duermevela, con reenvíos de mensajes totalitarios en las últimas elecciones europeas. Corta de un tajo los nuevos brotes de bigotes fascistas, que se crecen con la ignorancia, enmascarados detrás de banderas, cruces y símbolos, cuyo significado desconocen, arrójalos al fogón, para que participen del crisol purificador de Hades y, si careces del elemento regenerador, arrójalos al inodoro.
Toma la escoba y el detergente de la memoria histórica y borra las esvásticas de los nuevos cachorros tatuados, rasurados de ideas, jóvenes ágrafos, objetores al pensamiento, a los libros y a la historia, magister vitae. Juventud inculta, desprotegida de los virus -gusanos troyanos-, replicándose, clónicos, xenófobos, invadiendo, con cantos de sirena, sus cabezas hueras, reprogramadas para tronar mensajes anacrónicos, enarbolando no sé que banderas, con el fin de disturbar y profanar las ágoras democráticas.
Tira de la cadena, los está esperando Caronte con su barca, para conducirlos a la otra orilla, donde serán formateados. Ya noshumillaron en otras épocas; hoy, felizmente superadas.
Eduardo Prieto Casares